Sunday, 12 February 2017

Xavi - My School Year in Ireland

El día en que mis padres me propusieron irme un año a estudiar cuarto de ESO en el extranjero, dije que si sin dudar ni un segundo. Supongo que me fue así de fácil ya que después de que mis hermanos hubiesen hecho lo mismo en su momento, llevaba años esperando la pregunta y dándole vueltas a la respuesta. Después de encontrar la agencia, llegó el momento de elegir mi destino.

Después de unos cuantos días de reflexión elegí Irlanda, probablemente por la proximidad del lugar, porqué mis hermanos también habían ido allí i nunca tuvieron ninguna queja i porqué sabía que allí me esperaba un cuarto de eso muy muy fácil.

El siguiente paso fue llenar un montón de papeleo con información detallada sobre mi persona y enviar-la a la agencia que con ello, me buscaría una escuela y después, una familia cerca del instituto. Así pues un día recibí una carta donde se me comunicaba mi emplazamiento para el curso 2013-2014, Monaghan, un pequeño pueblo situado al Norte de la República de Irlanda, a tres millas de la frontera con Irlanda del Norte. La escuela, el St. Macartan's College. Para ser sincero, al principio me asusté bastante cuando entre en su web y descubrí que se trataba de un antiguo seminario convertido en instituto solo para chicos, católico y con el lema "fortis et fidelis", fuertes y fieles. Todo estaba a punto para empezar y cada vez quedaba menos para empezar la aventura.

El 22 de agosto, dos días después de que se acabasen las fiestas de mi pueblo, y después de las angustiosas despedidas, cogí el avión que me llevaría al aeropuerto de Dublín. Allí me recibieron empleados de la empresa que organizaba mi estancia en Irlanda y después de una noche en Maynooth, a la mañana siguiente cogimos un bus destino Monaghan. La primera cosa que me sorprendió fue la cantidad de estudiantes extranjeros llegados de todo el mundo que estábamos destinados allí. Al llegar por fin conocimos nuestras familias y nuestra coordinadora, la encargada de velar por nuestro bienestar durante todo el curso. Cuando ya estuve instalado en la que sería mi habitación durante el curso y en tan solo unas horas en el país verde había tenido que pedir que me repitiesen lo que me acababan de decir cientos de veces y en numerosas ocasiones había dicho que sí sin entender absolutamente nada, por miedo a parecer un idiota, entonces, por primera vez, fui consciente de lo que verdaderamente me esperaba.

Pero sin tiempo mara maldecirme por haber elegido marcharme un año en vez de escoger la comodidad y el buen tiempo de Castellbisbal, mi pueblo, me espabilé i empecé a interesarme y moverme. Aún faltaba una semana para empezar el curso y la escuela convocó a los estudiantes de intercambio una mañana para enseñarnos la escuela y para que escogiésemos el curso y las asignaturas. Me apunté a cuarto, un año al que llaman "Transition Year", año de transición, un año entre el primero y segundo ciclo que el sistema educativo irlandés tiene para dar un pequeño descanso a los estudiantes y para trabajar la parte menos académica de su formación: la oportunidad perfecta para un estudiante extranjero que quiere aprender inglés, integrarse y disfrutar del año sin preocuparse de deberes o exámenes ya que durante este año, de clases que entendemos como normales, no hay muchas.

Y la verdad es que no me arrepiento de haber escogido este curso. Seguramente tendré que trabajar más que mis compañeros el año que viene porqué estaré atrasado en ciertas materias pero este Transition Year en el Saint Macartan's ha valido la pena. En el Instituto he tenido la oportunidad de hacer muchas cosas diferentes que nunca habría podido hacer en un sistema como el vigente en nuestro país. Durante los nueve meses que ha durado hemos hecho un musical y una obra de teatro, hemos hecho también un montón de actividades de todo tipo, des de jornadas de seguridad vial hasta excursiones a Dublin para ver una obra de teatro o visitar las universidades pasando por un curso de primeros auxilios, competiciones de emprendedores o clases de baile irlandés. También he disfrutado de la especial facilidad de la que dispuesto para practicar deporte en la escuela, donde había equipos de todos los deportes que se pueda uno imaginar y muchos de los alumnos están involucrados en ellos, que se consideran una parte muy importante de la escuela y la vida del estudiante. En mi caso he jugado a básquet, a rugbi y también a hurling, un deporte irlandés que alguien definió en algún momento como una mezcla de hockey y asesinato. En definitiva, un curso lleno de oportunidades para todos de hacer uso y demostrar sus habilidades y un curso también para disfrutar de una muy buena escuela, muy diferente a lo que me imaginaba cuando entré por primera vez en su web. Una escuela llena de actividad, con buenos profesores, respetados, a los que les gusta su trabajo y trabajan con la convicción de que lo que hacen es muy importante y se implican en la vida de la escuela al máximo. Una escuela donde la parte académica es la más importante pero donde también se valora y se facilita la implicación de los estudiantes en actividades artísticas, deportivas o científicas entre muchas otras. Una muy buena escuela donde he disfrutado de un año excelente, lleno de experiencias muy enriquecedoras y de donde lo mejor que me llevo por supuesto es el recuerdo y la amistad de su gente.

Fuera del instituto, como no me tenía que preocupar de la escuela, me he podido dedicar a disfrutar plenamente del año. He empezado a jugar a rugbi, muy popular en Irlanda y más duro de lo que me pensaba especialmente porqué se juega en invierno para no interferir en la temporada de deportes gaélicos que va des de abril a noviembre y que aquí es lo más importante, y en Irlanda en invierno hace mucho frío, i llueve mucho, mucho. Aún que aquí el básquet no es ni de lejos tan practicado como en el sur, he seguido practicándolo en un equipo de la zona que juntamente con el equipo de rugbi, han sido muy importantes para poder integrarme ya que hacer deporte es una manera muy buena de conocer gente y hacer amigos. Sin duda creo, eso sí, que la mejor manera de integrarse en Irlanda es jugando a deportes gaélicos ya que aquí es lo que absolutamente todo el mundo practica y recomiendo mucho a cualquier persona que pase una época en este país que se interese en la GAA ya que es una de las cosas que se vive con más pasión en este país. En mi caso escogí jugar a hurling, un deporte jugado con sticks de madera i con una pelota muy similar a las de beisbol i que está considerado el deporte más rápido del mundo jugado en exteriores. Y aunque no he tenido tiempo de aprender ni jugar mucho ya que la temporada empieza en abril, ha sido una muy Buena experiencia que siempre recordaré.

También he tenido la oportunidad de conocer diferentes partes de Irlanda e incluso Escocia en diferentes excursiones i viajes que las agencias que organizan las estadas coordinan. En estos viajes he podido conocer las ciudades más importantes del país como Dublín, Derry, Belfast o Galway y otros magníficos parajes como los Cliffs de Moher y el New Grange entre otros. Y ahora que ya me he acostumbrado, ahora que ya no me resulta raro ponerme el uniforme cada día y coger el bus para ir al colegio, ahora que he entendido el futbol gaélico y disfruto animando los Sean's, el equipo de mi zona, ahora que la lluvia ya no es un impedimento para hacer vida normal, ahora que mantener una conversa normal i fluida en inglés ya no me supone un esfuerzo mental descomunal, ahora que cenar a las seis de la tarde me parece lo más normal del mundo y las tostadas con mantequilla también, ahora que odio un poco más los ingleses y me alegro cuando Irlanda gana el Six Nations, ahora que una vaca en medio de la carretera es parte de mi rutina, ahora, justo ahora me toca volver, y en menos de dos semanas cogeré el avión que me volverá a Barcelona. Y ahora es cuando esa mezcla de felicidad por volver y la tristeza de dejar atrás tantas cosas me hacen un nudo en la garganta mientras escribo este parágrafo (y mientras lo traduzco al castellano unos años después también), porque sé que cuando vuelva a lo mejor no, pero acabaré echando de menos todo lo que he conocido en este año y que nunca hubiese imaginado añoraría.

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